domingo, 7 de octubre de 2007

LA CRUELDAD EN EL CIRCO

¿Qué oculta la carpa del circo?
¿Es realmente el mundo de ilusión que nos quieren enseñar?
Conoce lo que se esconde detrás de él.

Con la llegada de las Navidades, aparecen los circos en las ciudades, si bien estos son espectáculos culturales para el entretenimiento u ocio, este ha de ser compatible con el respeto hacía otros seres vivos. Ecologistas en Acción se manifiesta en contra de los circos con animales y solicita a los ciudadanos que no acudan a estos espectáculos


Muchos circos utilizan animales salvajes en cautividad para sus actuaciones, tales como osos, elefantes, tigres, monos o leones. El comportamiento de estos animales en cautividad está lleno de características anormales como idas y venidas, automutilaciones, golpearse la cabeza, balanceos, o morder los barrotes de las jaulas.

Cuando no hay representación los animales del circo pasan la mayor parte de su vida atados o encerrados en jaulas, en las que apenas tienen movimientos y en las que han de comer y hacer sus necesidades, además de viajar en camiones por todo el país, con condiciones climatológicas en muchos casos adversas a sus características fisiológicas. La forma de estancia y confinamiento de los animales en los circos es totalmente opuesto a lo que necesita el animal, lo que constituye en sí un maltrato desde un punto de vista fisiológico y etológico.

Existen denuncias sobre el maltrato que sufren los animales en el entrenamiento, como la extirpación de garras en los felinos para evitar accidentes, o la extirpación de dientes incisivos en los chimpancés, así como la utilización de varas, palos y látigos. Asimismo muchos de los animales que están en los circos, han sido capturados del medio natural, sustituyendo su forma de vida en libertad y de acuerdo a su especie, con la cautividad y una forma antinatural de vida.

Si bien el niño se siente atraído por poder observar en vivo a estos animales, el adulto ha de ser consciente del sufrimiento que estos espectáculos implican. Al tiempo que se está dando al niño una educación contraria al respeto y disfrute de poder observar a los animales en libertad y no a explotarles y observar comportamientos antinaturales.

Sería conveniente que la sociedad se planteará si es necesario el sufrimiento de estos animales para su propia diversión. Ecologistas en Acción considera que este tipo de espectáculos no están en consonancia con una sociedad que avanza hacía el respeto y la convivencia. De hecho los circos más progresistas buscan la audiencia mediante la destreza de sus artistas y no mediante la explotación animal.

Actualmente España, a diferencia de otros países europeos, carece de una legislación específica que regule las condiciones de vida de los animales en los circos. Cada vez son más los países que prohiben los circos con espectáculos animales: como Canadá, Finlandia, Suiza, Suecia, Dinamarca, o el caso más reciente de Río de Janeiro (Brasil).

Por todo ello Ecologistas en Acción pide un circo sin animales, y pide a los ciudadanos que si van estas Navidades al circo, que este sea sin animales.

Cuando la gente escucha la palabra circo, piensa en pocholo, dulces, animales "salvajes" y diversión. Sin embargo, detrás de la magia del circo se esconde todo un mundo de sufrimiento animal. Estos animales, son obligados a participar de un show que termina afectando su salud física y mental.

¿QUE SE ESCONDE TRAS LA MAGIA DEL CIRCO?

El transporte puede ser una tortura

Algunos de los circos más importantes viajan durante aproximadamente 48 semanas al año, cubriendo enormes distancias. La programación de los circos está hecha para maximizar la cantidad de espectáculos, no para alivianar el sufrimiento de los animales. En verano, algunos circos viajan a zonas de altas temperaturas en busca de público, obligando a los animales a padecer calores extremos dentro de los vehículos de transporte. Lo mismo ocurre en invierno con las zonas de bajas temperaturas.

Los animales son transportados en camiones o trenes. Los tigres viajan en jaulas, tan pequeñas, que no pueden siquiera voltearse. En estas jaulas deben comer, dormir y defecar hasta llegar a destino. Por lo general, los animales no bajan de los transportes apenas llegan al lugar del espectáculo, esto es debido al tráfico vehicular, o porque han llegado más tarde o temprano de la hora señalada. En este caso, los animales son forzados a esperar dentro de los vehículos durante horas bajo condiciones extremas de temperatura.

Entrenados con miedo

Los circos obligan a los animales a realizar actos que no tienen ninguna semejanza con lo que estos animales están acostumbrados a hacer en estado salvaje. Estas actividades antinaturales van desde un tigre saltando a través de un aro en llamas a osos montando bicicletas. Los animales salen muchas veces lastimados mientras practican estos trucos, por ejemplo tigres que sufren quemaduras. Para entrenar a estos animales, con el objeto de que realicen actividades antinaturales, se necesita látigos, collares de ahorque, instrumentos para picar eléctricos, ganchos de metal y otras herramientas. Cuando vea elefantes, podrá apreciar que los empleados del circo portan una herramienta llamada ankus (vara de madera con un filoso gancho en la punta) la cual se utiliza para evitar comportamientos no deseados. El ankus, se aplica en las zonas más sensibles del elefante, como los pies, atrás de las orejas, bajo el mentón, dentro de la boca y otras zonas de la cara, además de que muchas veces se utiliza directamente para golpear al animal.

La vida de constante confinamiento y frustración que llevan estos animales, los conduce a estados neuróticos. Se puede ver en los comportamientos estereotipados, como se el balanceo de la cabeza en los elefantes y el movimiento constante de los tigres dentro de las jaulas. Estas actitudes son síntomas claros de un stress psicológico muy profundo. En estado salvaje, los elefantes viajan grandes distancias y en grupo. En los circos, salvo cuando deben actuar, pasan el día encadenados por las dos patas, lo que les imposibilita caminar. Es sabido que los elefantes forman fuertes lazos familiares, sin embargo, en los circos estas familias no existen o están separadas.

Los animales de circo no proveen una verdadera herramienta educativa para el público, ya que son forzados a realizar trucos que no harían en forma natural si estuvieran libres. Lo único que los niños ven es animales desesperanzados que realizan lo que el medio hostil y antinatural les pide.

La seguridad pública: una causa de preocupación

Tener animales en los circos es una amenaza para la seguridad pública. El hecho de que haya animales salvajes en las calles debe ser para las comunidades una causa de preocupación. Cuando los animales son transportados en trenes, deben ser conducidos al sitio donde se instalará el circo. Los animales y el tráfico están codo a codo en las calles. Además de las extremas temperaturas, deben pisar en asfalto caliente, no tienen acceso a agua, árboles o un pequeño charco de barro. Los entrenadores muchas veces privan a los animales de comida y agua para reducir la cantidad de excremento y como forma de entrenamiento.

Se han escapado elefantes de varios circos, provocando grandes daños, lastimando y matando personas. Desde 1990, 18 personas han muerto en Estados Unidos, y 86 resultaron heridas. En 1994, un elefante llamado Myke mató a su entrenador, y escapó por las calles de Honolulu, Hawaii, lastimando a varios espectadores y dañando propiedad privada. La policía terminó dando muerte a Myke frente al público. Otros accidentes han sucedido debido a elefantes que se asustaron con las bocinas de los autos. Existen varios casos de tigres que han matado a sus entrenadores y escapado, atemorizando a comunidades enteras.

Estudios realizados a elefantes de circo, han revelado que muchos están infectados con tuberculosis proveniente de humanos. Estos animales muestran mayores problemas inmunológicos desde que están en contacto con humanos, ya sea durante los comerciales o cuando pasean niños en sus lomos.

Circos divertidos:

Existen circos que son divertidos y no promueven el abuso de los animales. Estos circos sin animales ofrecen un maravilloso espectáculo para la familia, llenos de suspenso y entretenimiento, pero más importante, sin sufrimiento animal.

Fuente: In Defense of Animals
Traducción: Facundo Moyano

LOS CIRCOS: LA CRUELDAD NO ES ENTRETENIMIENTO

Así como muchos niños tienen el sueño de correr de sus casas para unirse a un circo, los animales que están ahí, que son obligados a actuar y a hacer diferentes actos, tienen el sueño de salir corriendo del circo y regresar a sus hogares. El colorido y la música del circo distrae el hecho de que los animales en el circos están atrapados y son forzados a hacer actos no naturales y dolorosos. Los circos perderían todo su esplendor si los detalles de su maltrato, captura, entrenamiento y “retiro” fueran dados a conocer.

Los animales en los circos pasan años con las patas encadenadas. A menudo, se les obliga a dormir de pie en camiones apretados, deben actuar aunque se encuentren enfermos, y constantemente reciben amenazas de castigo con grandes ganchos puntiagudos clavados en sus pieles sensibles, en sus caras, en los dedos de los pies y detrás de las rodillas. Los elefantes son entrenados a la fuerza. Es parte de la práctica el golpearlos, pegarles, asustarlos, encadenarlos y darles latigazos para hacer que realicen trucos estúpidos que no pueden comprender. Para "amansar" a los elefantes bebés recientemente capturados deben ser atados y golpeados a diario durante un mes.

De África a las Cadenas:

En sus hábitats naturales, los elefantes son sumamente sociales, hurgando en busca de alimentos, criando a sus bebés, haciendo largas caminatas y jugando todos juntos. El circo los priva de toda su libertad y vida en familia.

SIN RECURSOS, SIN DIVERSIÓN

Muchos circos no tienen mucho dinero y como resultado, los animales que usan sufren de un cuidado inadecuado. Muchos de los animales que son grandes y naturalmente activos, son forzados a pasar la mayor parte de su vida en pequeñas jaulas y únicamente son sacados por periodos de tiempo cortos, para entrenar o actuar. Un defensor de animales, que trabajo clandestinamente para el un circo que estaba de gira, estaba sorprendido al ver que ni siquiera eran capaces de dar a los animales la suficiente agua. Este tipo de circos “rodantes” visitan aproximadamente 150 ciudades al año y una provisión de agua limpia no siempre se encuentra en cada localidad. Como resultado se les limita el agua y la limpieza de las jaulas y de los animales no es una prioridad, causándoles mucha penalidad a animales como los elefantes a quienes les gusta bañarse constantemente. La comida al igual que el agua, también es limitada. Climáticamente, el medio ambiente de un circo es muy distinto a de los hábitats de los animales. El caliente verano puede ser especialmente duro en animales como osos, mientras que los leones por ejemplo sufren mucho en el frío. George Lewis, quien viajó con el famoso circo Ringling Bros comentó: “Cuando fuimos a descargar las jaulas de los elefantes, vimos que el largo viaje había causado estragos en un uno de ellos, el elefante se encontraba tirado y muerto en la jaula”. Veterinarios calificados para tratar a este tipo de animales no siempre están presentes y los animales tienen que sufrir y morir por la falta de atención médica, como siempre los animales siempre son los únicos en pagar las consecuencias. Durante el invierno, cuando los circos están fuera de temporada, los animales son mantenidos en las jaulas en las que son transportados o muchas veces en los camiones. Muchos circos no tienen los recursos ni los deseos de poner mucho dinero en refugios confortables para los animales en invierno cuando no están en temporada. Este encierro, provoca un gran daño físico y psicológico en los animales.

ACTOS NO NATURALES

El castigo físico ha sido por mucho tiempo el método clásico de entrenamiento en los circos. Muchas especies son menos capaces de adaptarse a técnicas de entrenamiento que otros y como resultado sufren de una gran tensión nerviosa durante estas lecciones. Algunos animales son drogados para que sean mas “dóciles” y a muchos otros se les quitan los dientes. El entrenador de animales Pat Derby dice: “Después de 25 años observando y documentando circos, se que no hay entrenadores bondadosos”. Los patrocinadores de circos muchas veces se sorprenden, como en el caso de el famoso entrenador Gunther Gebel-Williams quien ha sido filmado en muchas ocasiones latigueando animales.

Un ex-empleado del circo Ringling Bros, dijo al comité sobre como el circo había tratado a uno de los animales. “Ella era una inocente osa color café que nunca le hacia daño a nadie, pero en algunas ocasiones le costaba mucho trabajo poder mantener el equilibrio en la cuerda floja. Entonces como castigo era golpeada con largas varas de metal mientras que gritaba y sangraba. Se volvió tan neurótica que golpeaba su cabeza contra los barrotes de su pequeña jaula. Finalmente la osa murió.” Un reportero del “Hudson News” quien viajó con Ringling Bros. reporto en un artículo con fecha de agosto 8 de 1986, sobre el “entrenamiento” de un chimpancé. “era repetidamente golpeado con palo muy pesado Los golpes se podían escuchar desde afuera de la arena y los gritos del animal mucho mas lejos todavía. Los actos que los animales son forzados a hacer como osos balanceándose en pelotas, changos en motocicleta, elefantes parados en dos patas, son actos físicamente incómodos y definitivamente no naturales. Los látigos, collares apretados, instrumentos para picar eléctricos, ganchos de metal, y otras herramientas usadas en el espectáculo, son un recordatorio de que los animales son forzados a actuar. Estas “actuaciones”no le enseñan nada al público sobre los animales ni sobre su comportamiento natural. Los animales en el circo siempre son mostrados como feroces o estúpidos comparados con la valentía y mando de sus contrapartes humanos, su verdadera naturaleza jamás se demuestra.

UNA VIDA DE SOLEDAD

Cuando los animales ya no sirven para actuar, son permanentemente relegados a estar aislados en jaulas o vendidos a circos sin dinero, zoológicos, campos de tiro (donde los cazadores practican disparándoles) o son vendidos como carne “exótica”. Así sus vidas llegan al final sin haber vivido un sólo momento de comodidad o tranquilidad, siempre encerrados intimidados y en miseria.

UNA INDUSTRIA QUE SE ACABA

Conforme más gente se ha ido enterando de la crueldad envuelta que hay con los animales, muchos circos están encontrando menos lugares donde poner sus grandes carpas. El uso de animales para entretenimiento se ha restringido e incluso prohibido en algunos paises como Suecia, India, Finlandia, Suiza, y Dinamarca. A los circos en Inglaterra por lo regular se les niegan los permisos y en los Estados Unidos muchos gobernadores han prohibido actos con animales.

QUE PUEDES HACER:

  • Educa a los niños, a ellos les gustan los animales y les molestará saber que sufren.
  • Protesta si el circo esta de gira en tu ciudad, escríbeles a los patrocinadores del circo y diles sobre la crueldad, trata de impedir que el circo se ponga, avisa a los demás que hagan lo mismo.
  • Haz una mesa educativa y reparte bolantes con información.
  • Organiza una protesta, que todos se enteren que hay mucha gente en contra.
  • Ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos.

A continuación pasamos a transcribiros el siguiente artículo escrito por el inglés Brian O´Biren, con relación a la captura y "entrenamiento" de elefantes para espectáculos. Cuando la gente asiste a los circos no conoce todo el sufrimiento por el cual ha pasado el animal para el acto circense. Después de leer este texto, nunca volverás a asistir a un circo, o al menos, no volverás a mirarlo igual.

COMO ROMPER EL CORAZÓN DE UN ELEFANTE
Brian O´Biren

Romper el corazón de un elefante, es romper el espíritu a un animal por demás noble, es humillarlo, obligarlo a convertirse en un bufón lleno de miedo, hambre y sed. O´Biren al escribir este relato, nos deja anclado en el pensamiento, que el "fruto" de tanta crueldad hacia los elefantes se traduce en ROMPERLES EL ESPIRITU: "Romper el espíritu es un crimen espiritual. La expiación entonces, presumiblemente ha de ser también espiritual. Habrá un castigo y la responsabilidad de este crimen será compartida entre los perpetradores de la captura y los domadores del animal, y también por aquellos que los ayudan y los inducen, zoológicos, dueños de circos y accionistas y todos aquellos que promueven o impulsan la exhibición del "artículo terminado" -y esto incluye a aquellos que pagan por ver a los animales actores-".

El hombre en el centro de la pista hace sonar su látigo y los grandes elefantes comienzan a trotar alrededor del círculo, sus trompas de cada uno agarradas a la cola del de adelante. Luego hay un silbatazo y los animales se mueven al son de un baile cómico.

Grandes monstruos gentiles, ¿no es verdad? Cualquier hombre de circo le dirá que el elefante es el animal más popular bajo la gran carpa. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué son tan fáciles de manejar en el circo? ¿Cómo se le enseña a bestias tan grandes estos delicados trucos?

Ellos aprenden mediante un rompimiento de espíritu, difícil prueba que lleva meses y a menudo vidas.

Yo lo he visto y he vivido en ello. No es ningún placer.

En Sumatra, nativos rodeaban a una manada de elefantes y los conducían hacia una empalizada de alrededor de 30 metros de diámetro. Usando gongos, matracas y rifles, los nativos producían un ruido que asustaba a la manada, haciendo que se moviera hacia el conducto que llevaba a la empalizada.

Al entrar al conducto, todo el infierno se desata. Todos gritan, los gongos suenan estrepitosamente y los rifles se disparan para hacer que los animales aterrados continúen moviéndose hacia la empalizada. Ya que todos están dentro, se cortan las sogas que detienen la puerta de la entrada y ésta cae hacia abajo por dentro, entonces la presión de los cuerpos de los elefantes es aún más, están hacinados.

Se les deja solos hasta que cesan de topetar las paredes de troncos para tratar de tirarlas. Entonces se arman los corrales para domar; los elefantes tienen que ser domados aquí, en la jungla, antes de ser embarcados a zoológicos o circos.

Algunos elefantes escapan a la refriega de la doma, pero solamente para tener una muerte lenta. Estos son los que tienen colmillos.

Henrick Boon, holandés dedicado al negocio de los elefantes en Indonesia, antes de que los nativos salieran de cacería, una vez me dijo que los elefantes con colmillos no son costeables para domar. "El marfil que llevan, cuesta casi lo mismo de lo que producirían después de ser domados", dijo.

"¿Qué hacen con ellos? ¿Los matan con armas de fuego?", pregunté. "Dispararles cuesta dinero", contestó irónicamente. "Nosotros ponemos a los colmilludos en un corral para domar, que tienen dos postes enterrados en el suelo en forma de V. La cabeza del colmilludo es jalada por entre estos postes hasta que queda atrapada por detrás de las orejas. Entonces unos travesaños son empujados bajo su vientre delante de sus patas traseras y atrás de las delanteras, hasta una altura que casi sus patas pueden solo escasamente tocar el suelo. Ahora está impotente y listo para las vacas".

"¿Vacas?", le dije.

"Un viejo Rajá, Palem Kok, tiene un par de vacas viejas (elefantas) llenas de cicatrices y le juro que disfrutan de lo que hacen; se acercan pesadamente al colmilludo atrapado y se restriegan en él hasta que se calma y ya no trata de sacar la cabeza del cepo. Entonces los mahouts (guías y cuidadores de elefantes) le ponen cadenas alrededor del cuello y atan a las vacas quienes inmediatamente se separan del colmilludo y las cadenas lentamente aprietan hasta que el elefante patea y gime. En medio de estertores de muerte, de su pequeña boca triangular brota sangre y muere estrangulado, con su cabeza desgarrada por la mitad".

Estos son los más afortunados de los elefantes atrapados; para los demás, los problemas sólo están comenzando.

La manada se muere de hambre por días, esto los vuelve menos peligrosos para manejar. Entonces se escoge a uno y se le deja salir de la empalizada hacia el corredor que lo llevará hacia los corrales para domar. Una vez dentro, es acorralado por delante y por atrás; el corredor es demasiado estrecho para que pueda voltearse.

Mientras está comiendo ávidamente el alimento con que ha sido atraído dentro del corredor, es atado de sus rodillas y tobillos para que solamente pueda dar pequeños pasos de seis pulgadas a la vez. Su trompa es asegurada para que no pueda matar a alguien con ella y con cuerdas de bejuco se aseguran sus patas delanteras y traseras. Después, picándole con lanzas desde atrás, es gradualmente arrastrado hacia dentro del corral de doma. Con su cabeza firmemente amarrada, su peso es sostenido por barras cruzadas. Y ahí permanece por dos semanas con su primera lección.

Durante este tiempo también se le da muy poco de comer. Su "mahout" viene hacia él por primera vez, se sube encima, esquivando los topetazos de su cabeza, tallando sus orejas, aceitando su piel, lavando sus ojos, dándole su pequeña ración de fruta y agua hasta que esté acostumbrado a tener un hombre sobre él. Cuando ese tiempo llega, está listo para su lección más importante.

No se debe olvidar que la trompa de un elefante, aunque puede matar a un hombre con ella, es muy sensible. La mantiene siempre enrollada durante todo el tiempo en que el peligro asecha. Y ésa es parte de la lección.

Se le quitan las ataduras de sus patas, se le amarra una soga a la trompa y bejucos resistentes a sus patas delanteras y traseras. Luego el "mahout" sube al cuello del elefante y la cabeza es liberada de los cepos. Al principio se queda parado. Entonces los hombres de la soga atada a la trompa lo jalan y camina hacia fuera, aparentemente libre. Pero si trata de correr, los hombres de la soga lo hacen tropezar por las patas y cae al suelo con un golpe que lo deja bastante maltratado. Nuevamente logra ponerse de pie y los hombres que le sujetan la trompa lo jalan en otra dirección.

Si trata de correr hacia delante, los hombres que le sujetan las patas traseras lo jalan haciéndolo caer. Después de varias caídas estrepitosas, está conforme con caminar hacia donde lo jalen. El "mahout" grita las instrucciones y lo hiere en la cabeza con el ankus (gancho con un aguijón) y él camina de un lado a otro. Pero esto no es suficiente para los entrenadores.

Caminando atrás del elefante, están media docena de hombres que cantan una tonada como si marchasen manteniendo un paso mientras azotan la parte trasera del elefante con cañas de bambú. La parte más delicada de la piel en el elefante, se encuentra en la raíz de la cola y es ahí donde las cañas golpean sin piedad y azotan y cortan, minuto tras minuto, hora tras hora. Al principio, el animal sobresaltado por todo el jaloneo, golpes y gritos, no se da cuenta que la paliza con las cañas de bambú lo están hiriendo. Entonces, al acostumbrarse al movimiento las heridas comienzan a punzar. No puede voltear su cabeza porque los hombres que le tienen atada su trompa se la lastiman. Tampoco puede correr porque lo harían tropezar. Solamente sigue adelante derramando lágrimas de sus ojos, gimiendo, acatarrado de su trompa por el calor del día, bajo el candente sol.

Entonces, baja su cabeza y grita una vez con un largo, estremecedor y ahogado lamento...

Su corazón, su espíritu... está roto.

Ahora, él ya no trata de correr, ni siquiera de tener resguardada su trompa. Está a merced de los demonios que lo atormentan. Lo reconoce.

Le dan de comer y lo llevan al río para bañarlo. Nunca volverá a los cepos. Ahora es un elefante domado.

"¡Pero no siempre!", me dijo Henrick Boon. "Recuerdo una vez a un elefante que ellos no pudieron domar. Lo sacaron de los cepos; su "mahout" era un nativo de Bakat llamado Bonan. Antes que todo, trató de atacar a los hombres que le sujetaban la trompa. Lo hicieron tropezar y lo derribaron, produciéndose un golpe que sacudió todo el campamento. Pataleó y trató de rodar sobre Bonan. Pero el "mahout" había saltado a salvo. Los hombres de la soga se apartaron y lo jalaron hasta que se puso de pie. Sus ojos rojos estaban llenos de ira y su trompa enredada en el arnés de piel, emitía sonidos como alaridos de furia. El "mahout" lo montó y los hombres de la trompa lo arrastraron. Él embistió hacia delante y sus patas traseras fueron tiradas hacia atrás hasta que casi quedó extendido de bruces totalmente. Rodó otra vez hasta que su piel estaba gris por el polvo y había sangre en su trompa. Cuatro veces fue derribado y entonces lo dejaron descansar, porque los hombres de las sogas estaban agotados.

"Comenzaron otra vez en la tarde. Esta vez obedeció. Pero de su garganta emitía sonidos gorgojeando, y su cabeza seguía jalando la soga con su trompa. Tras él caminaban los hombres de las cañas de bambú, riendo burlonamente mientras golpeaban las partes delicadas, abajo y arriba de su cola. A los primeros golpes se detuvo, apretó la cola por abajo y gimió como un toro. Los hombres de la trompa jalaron y tuvo que seguir adelante. Otra vez las cañas lo hirieron. Reparó, luchó jalando las sogas y se paró sobre sus patas traseras.

"Lo bajaron de un tremendo golpe y después siguió caminando, los hombres con las cañas llenas de sangre reían como maniáticos. De derecha a izquierda siguió a los hombres de la trompa. Retrocedió, caminó hacia delante, dio vuelta, se detuvo. Pero no podían hacerlo gritar.

"Bonan, enterró el aguijón en la cabeza, cortó sus orejas. Los hombres de la trompa jalaron el arnés hasta que su trompa derramaba sangre. Había sangre en su cabeza y caía tras sus orejas sobre la arena, mientras lo jalaban dando vueltas, vueltas y vueltas.

"Obscureció, pero el Rajá Palem Kok dijo al "mahout" que lo mantuviera caminando hasta que desistiera. Prendieron grandes fogatas alrededor del campamento y las antorchas dibujaban la silueta de la figura, caminando pesadamente en medio de sus torturadores, silencioso con las punzadas y las heridas de las cañas de bambú.
"Pero no fue el corazón del elefante el que se rompió. El Rajá mandó esclavos para que azotaran a los hombres de las cañas y para injuriar al "mahout" ¿Qué clase de entrenadores eran ellos?, gritó.

"Siguieron frenéticamente. Los gongos hicieron eco, los fuegos llameaban, pero el elefante no gritaba. Finalmente el Rajá ordenó que se detuvieran. El elefante regresó a los cepos.

"Yo oía ruido y no podía dormir. Bajé al campamento y vi a la bestia parada en el corral, los postes sujetando su cabeza de la que escurría sangre; sus pequeños ojos, rojos a la luz del fuego, viendo a la gente justamente igual que el elefante de circo lo mira a usted cuando se acerca.

"Miré a los hombres exhaustos con sus cañas ensangrentadas todavía en sus manos. Entonces, llegaron aquellas dos horribles vacas, arrastrando las patas ansiosamente hacia los cepos. Sus "mahouts", borrachos, estaban riendo con los labios manchados de betel y sonando sus cadenas.

"Eso fue demasiado para mí. Ese elefante, parado tan calladamente, había soportado todo lo que sus cuarenta atormentadores pudieron hacerle y no se había domado. Él merece algo mejor que ser estrangulado, vociferé.

"Corrí a mi choza y tomé mi rifle express, un 450 Westley Richards. El elefante me miró mientras me apresuraba a él. Tenía la impresión de que sabía lo que yo iba a hacerle. Posiblemente me hubiese agradecido si hubiera sido capaz; no lo sé. Puse la boca del rifle cerca de la raíz de la trompa, entre los ojos, un poco arriba de ellos y apreté el gatillo.

"El disparo casi me derriba cuando las balas de grueso calibre estallaron dentro de su cabeza. No se movió y altivamente me miró con un gran hoyo en él. Entonces se quejó una sola vez y con un profundo gemido estremecedor se desplomó jalando con su gran peso hacia abajo los postes que todavía sostenían su cabeza.

"Los nativos cayeron sobre mí como hormigas. Les di de patadas y di vuelta a mi rifle, listo para romper algunas cabezas. Pero desde atrás, me hicieron tropezar y me arrastraron hasta donde estaba el Rajá, sentado en cuclillas sorbiendo vino de una jarra. Me gritó como una mujer histérica, con coraje por no poder ver el estrangulamiento del toro (el elefante) y con rabia al no poder romper el espíritu del animal. Tenía miedo; pensé que me partiría en dos. Y eso provocó algo en mí.

"¡Adelante!", le grité "¡Usted pone una mano sobre mí y yo le lanzaré una maldición que hará que todos sus hijos parezcan cerdos!"

"No sé que me hizo pensar en eso, pero los Bataks tienen un miedo mortal a las maldiciones y los cerdos es lo que más odian. Como quiera que sea, él hizo que me sacaran y me reportó a los oficiales y, ¿sabe qué? Ese maldito juró que yo, deliberadamente, había destruido un valioso elefante que estaba entrenado y listo para la venta. Se me prohibió volver a cazar animales en su provincia.

Henrick Boon dejó la caza de elefantes después de eso.

"Cuando fui a un circo, miré al hombre elegante con su hermoso uniforme y el elefante paciente siguiéndole alrededor como un perrito faldero y pensé: ¿cree usted que es un gran entrenador de animales, verdad? Pues no ha entrenado nada. Todo lo que hizo fue enseñarle pequeños trucos a una noble bestia cuyo corazón había sido roto mucho antes de que usted lo conociera y pensé en los pequeños hombres desnudos, con jugo de betel goteando de sus bocas y caminando detrás de un elefante haciéndole llagas para romper su corazón y que pudiera aprender cómo pararse de cabeza y mendigar cacahuates. Todo esto, más o menos, echó a perder el circo para mí".

Este artículo fue publicado en "Real", New York, el 25 de febrero de 1955. Pese a que han transcurrido cerca de cincuenta años, la captura, el entrenamiento y el trato de elefantes en espectáculos y otras explotaciones, no ha cambiado mucho.

En pleno siglo XXI, en Vietnam siguen atrapando y domando elefantes para la tala de árboles, los elefantes son obligados a jalar los gruesos y pesados troncos y transportarlos a explanadas, en el intento varios elefantes resbalan y mueren fracturados o ahorcados por el peso de los troncos. Antes de ser explotados para este tipo de trabajo, el método para domarlos es muy similar al explicado en el artículo, muchos de los elefantes son robados desde muy jóvenes a sus madres, y las hembras preñadas en cautiverio dan a luz encadenadas y aisladas (algo terrible, porque en su hábitat natural cuando dan a luz son asistidas por otras hembras).

Depende de nosotros el cerrar el capítulo de este tipo de torturas, al dejar de asistir a eventos o apoyar actividades donde se explote la vida de los animales.
" No más es píritusrotos ".


fuente original:

http://www.apap-alcala.org/protec_animal/circos.htm