Los animales utilizados en el campo de la experimentación son considerados utensilios de laboratorio de los que disponer siempre que se estime preciso. Se utiliza a los demás animales en el campo de la medicina, biología, cosmética, veterinaria, farmacología, psicología, en el testado de diversos productos así como en el campo militar, etc.
Es igual de reprobable experimentar con un animal para probar la toxicidad de un determinado producto cosmético, que para encontrar la cura para una enfermedad, ya que ambas parten de la base de que los demás animales son seres cuyos intereses pueden ser infravalorados por el simple hecho de ser diferentes.
La utilización de animales en los laboratorios es consecuencia del mismo prejuicio que aprueba su utilización como comida, entretenimiento, vestimenta etc.. Este prejuicio se basa en la idea de que los intereses de otras/os pueden ser infravalorados por motivo de especie, discriminación conocida como especismo, y análogo a otras formas de discriminación tales como el sexismo y el racismo, por motivo de sexo o “raza” respectivamente.
A veces se defiende la experimentación con animales alegando que está práctica implica enormes beneficios para los humanos (como en el caso de la experimentación para fines médicos) o para otros animales (en el caso de la veterinaria). Pero lo cierto es que, de la misma manera que es injustificable utilizar a un/a humano/a cualquiera para solucionar los problemas de otras/os, también lo es utilizar a los demás animales para solucionar los nuestros. Todos, independientemente de que seamos animales humanos o no humanos, o de nuestras capacidades lingüísticas, intelectuales etc. somos seres capaces de experimentar placer y sufrimiento, nuestra vida nos importa y por ello no es justo que nos consideren medios para el beneficio de otras/os.
No debemos olvidar, que todas/os los animales utilizados en los laboratorios, independientemente de la especie a la que pertenezcan, de lo “adorables” que nos resulten o de las capacidades intelectuales o lingüísticas que manifiesten, son individuos con plena capacidad para sentir y por tanto seres con intereses. Es tan injusta la utilización de un ratón como la utilización de un chimpancé, ya que ambos les importa su vida, la experimentan como única, y tienen interés en vivirla en libertad y sin sufrimiento, al margen de los beneficios que otras/os obtengan de su explotación.
Sólo erradicaremos el especismo y las áreas de explotación que tiene como consecuencia (entre ellas la experimentación), cuando cada una/o de nosotras/os cuestionemos nuestra forma de ver y considerar a los demás animales, y cambiemos aquellos hábitos de nuestra vida que perpetúan su explotación.